Desde principios del siglo XX la Psicología ha recorrido un largo camino. Los problemas psicológicos ya no se tratan como hace 50 años ni como hace 20. Problemas como la ansiedad, la depresión, las obsesiones u otros trastornos pueden afrontarse desde diferentes estrategias. Las terapias actuales son más sencillas, más eficaces y dan más protagonismo al paciente o cliente.
La única razón por la que las terapias de pareja resultan a veces poco satisfactorias es que la mayoría de la gente recurre a ellas “como último recurso”, cuando la relación está muy deteriorada y el papel del terapeuta consiste más bien en asistir a una separación menos traumática. Pero está demostrado que son altamente efectivas para reorientar la relación si se acude a ellas ante las primeras señales de conflicto serio, como estas: -discusiones frecuentes por motivos insignificantes. -aparecen temas conflictivos o “tabú” sobre los que discutir es agotador porque siempre se llega al mismo punto. -distanciamiento físico y emocional durante períodos de tiempo. -insatisfacción sexual de una o las dos partes de la pareja. -conflictos con la familia de la pareja que no se resuelven. -escenas repetidas de celos. -desacuerdos constantes en el reparto de tareas o funciones dentro de la pareja o la familia. -los consejos de la familia y las amistades más íntimas para resolver el problema ya no sirven de nada. Cualquiera de estas situaciones puede conducir a un deterioro de la relación de pareja que acabe en ruptura pero si se acude a tiempo a una persona neutral y experimentada que nos ayuda a identificar el problema, a entender la postura del otro, a hacer entender nuestra propia postura y nos da recursos para cambiar, la mayoría de las parejas salen de esas crisis con un vínculo fortalecido.
La adolescencia es una etapa de grandes cambios, tanto a nivel académico como en el desarrollo. En ocasiones los adolescentes sienten dudas, incomprensión, se quedan estancados en algunos comportamientos y actitudes, o bien les cuesta gestionar su emocionalidad. La comprensión entre adultos y adolescentes es compleja si no se conocen sus procesos psicológicos: es aquí donde el psicólogo conecta con el adolescente y le guía en el autoconocimiento y la gestión de los cambios vivenciados.
En ocasiones los principales educadores pueden sentir como sus recursos son limitados frente a las necesidades del niño/a. Es difícil saber gestionar adecuadamente el comportamiento y la emocionalidad de los niños/as y el adulto a menudo desconoce los motivos del malestar del menor y cómo solucionarlos. Los psicólogos tenemos instrumentos de evaluación y ayuda para niños y familiares. Lo que se construye durante los primeros años de vida, marca lo que seremos en el futuro.
La familia sigue siendo nuestro núcleo básico de afecto y protección, pero desde mediados del siglo XX pasa por cambios muy rápidos que nos obligan a adaptarnos a cambios difíciles para los que casi nadie está preparado: nuevos roles de género, familias reconstituidas después de procesos de separación, adaptación a sistemas de custodia, un ciclo vital diferente con una adolescencia que se alarga mucho y una edad adulta también alargada en la que se puede formar más de una familia...En GAP utilizamos un enfoque sistémico para abordar los procesos de adaptación de las familias a las nuevas realidades.Cuando el conflicto es inevitable, la mediación es fundamental para llegar a soluciones pactadas y evitar judicializar el proceso con el estrés que eso puede generar.
El aprendizaje y desarrollo del ser humano está relacionado con la personalidad, las emociones, el contexto escolar y familiar y las capacidades de cada uno. Para mejorar el rendimiento de niños, adolescentes y adultos se deben detectar los factores más influyentes y trabajar sobre ellos.
Llevar una vida sexual satisfactoria según las características y necesidades de cada uno, es una parte muy importante de nuestra salud mental y física. También es un derecho que tenemos como personas. Conocer los factores -a veces muy simples- que influyen en el comportamiento sexual, superar la inseguridad que a casi todo el mundo le asalta en ese tema, entender las dificultades de la comunicación sexual, nos ayuda a potenciar esa dimensión íntima pero también compartida de nosotros mismos.
La Psicología actual no se limita al ámbito clínico. Tenemos recursos para ayudar a personas que, sin sufrir ninguna patología o problema psicológico, quieren sacar más partido a sus posibilidades, replantearse sus prioridades, orientarse en su campo de trabajo o, simplemente, alcanzar sus objetivos
La pérdida de salud física a causa de una enfermedad (crónica o aguda) puede llegar a causarnos malestar psicológico, si éste se mantiene en el tiempo tiende a bloquear la puesta en marcha de recursos eficaces para adaptarnos adecuadamente a la nueva situación. La terapia psicológica, facilita el proceso de adaptación y permite potenciar y/o aprender nuevas estrategias de afrontamiento ayudando a convivir con la enfermedad sin tener que renunciar a una adecuada calidad de vida. La atención psicológica especializada para pacientes con cáncer está orientada a poner en práctica estrategias de afrontamiento para los pacientes y sus familiares, favoreciendo una adaptación adecuada en las distintas etapas de la enfermedad (pruebas, tratamiento, cirugía, remisión, duelo, etc.) La psicooncología se vuelve fundamental ante la existencia de un problema en la calidad de vida. Una orientación psicológica puede ayudar a prevenir alteraciones en el estado de ánimo, así como favorecer la comunicación con familiares y allegados.
Diversas son las situaciones en las que se requiere un informe pericial psicologico: - En el proceso de separación, informe de custodia de los hijos. - Tras padecer alguna situación traumática y tener que justificar los síntomas ante algún organismo (despidos, acoso laboral, abusos sexuales, agresiones, accidentes, etc). - Cuando se solicita la evaluación y justificación de posibles trastornos.
Los nuevos avances tecnológicos nos permiten el trabajo desde cualquier lugar y en la distancia. A través de herramientas como skype podemos realizar sesiones Online sin perder la información de la comunicación no verbal, tan importante en el proceso psicológico.
La etapa que va desde el nacimiento hasta los tres años, cuando empieza la escolarización, es un proceso fascinante en el que los niños aprenden a caminar, moverse, hablar e interactuar con los otros. En GAP tenemos experiencia colaborando con escoletas en el seguimiento del desarrollo en la etapa preescolar. Nuestro trabajo aporta a los otros profesionales lo siguiente: -ayuda a los padres a identificar tendencias en el comportamiento de los niños, la base de lo que en el futuro será su personalidad. -permite la detección de problemas de desarrollo que se pueden equilibrar con una intervención temprana. -asesoramos a los padres y a los profesionales con las dificultades propias de esta etapa.